Detrás de la Razón; Trump vs AMLO: WC para beber agua y niños en jaulas, tragedia México-EEUU
Publicado em 4 de jul de 2019
“Gente de países de mierda”. Así nombró Donald Trump a miles de inmigrantes, denunció el año pasado un asistente a una junta presidencial en la Casa Blanca. Lo que me alerta es que esta xenofobia y racismo se está reproduciendo muy rápido. De acuerdo con una investigación del grupo periodístico ProPublica, hay un grupo secreto en Facebook de más de 9000 agentes y exagentes de la patrulla fronteriza de EE.UU., donde enaltecen el maltrato a los inmigrantes, humillan a los latinos y sobre todo se burlan de la muerte de los indocumentados. Esto, sumado a la denuncia que hace Alexandria Ocasio-Cortez, congresista estadounidense, de que los agentes de migración dicen a las mujeres detenidas que beban agua del inodoro, que los niños en jaulas viven en condiciones infrahumanas y que los inmigrantes en general viven una guerra psicológica. Es necesario lanzar una alerta general para concientizar al que podamos, tanto a ciudadanos de América Latina como a los estadounidenses, para que frenen esta ola de odio, que sigue en crecimiento; de lo contrario, tendremos dentro de poco la detonación de una bomba de tiempo que confrontará racialmente y económicamente a las sociedades del continente americano. No es algo subjetivo. Lo estamos viendo y viviendo; las migraciones se deben justo a ese racismo de los poderosos, de aprovecharse de los recursos de los países subdesarrollados, y de los gobernantes que se agachan ante el de etnia blanca al relacionarlo con la trinchera del poder. Lo que estamos viendo en la frontera entre México y EE.UU.: los ahogados Óscar y Valeria Martínez, los muertos en los centros de detención… no es algo nuevo. Lo nuevo es que está creciendo y está mucho peor. Tampoco es algo ajeno a nosotros. Ya lo he venido denunciando aquí: lo que vemos es la guerra entre sionistas globalistas y racistas supremacistas. Unos quieren controlar el mundo con migraciones desmedidas, droga y especulación de capital, y otros lo quieren controlar cerrando las fronteras para potenciar su poder nacional hegemónico sobre los demás, y así proteger su supuesta superioridad de la raza para que el poder quede en manos de unos. El problema más grave para los latinoamericanos es que México está atrapado entre estas dos fuerzas. México está siendo el experimento entre los Rothschild del Fondo Monetario Internacional (FMI) —quienes enviaron a Christine Lagarde a darle instrucciones al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO)—, y los Rockefeller del presidente estadounidense Donald Trump, que quieren un nacionalismo patriotismo supremacista que siga devastando países, y que le arrebate a China los brazos de comercio y vías ferroviarias que están extendiéndose por todo el mundo. Quizá en México ya le echaron el ojo al tren transístimico. Lo que vemos hoy, si no lo frenamos todos los latinoamericanos, quizá sea el inicio de lo que en películas hemos visto: “los juegos del hambre” o “los hijos del hombre”, donde el muro, como el de Trump, es la frontera del pecado de ser pobre. En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen. El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la noche; México, Colombia y Chicago a la una de la tarde. Por: Roberto de la Madrid.
“Gente de países de mierda”. Así nombró Donald Trump a miles de inmigrantes, denunció el año pasado un asistente a una junta presidencial en la Casa Blanca. Lo que me alerta es que esta xenofobia y racismo se está reproduciendo muy rápido. De acuerdo con una investigación del grupo periodístico ProPublica, hay un grupo secreto en Facebook de más de 9000 agentes y exagentes de la patrulla fronteriza de EE.UU., donde enaltecen el maltrato a los inmigrantes, humillan a los latinos y sobre todo se burlan de la muerte de los indocumentados. Esto, sumado a la denuncia que hace Alexandria Ocasio-Cortez, congresista estadounidense, de que los agentes de migración dicen a las mujeres detenidas que beban agua del inodoro, que los niños en jaulas viven en condiciones infrahumanas y que los inmigrantes en general viven una guerra psicológica. Es necesario lanzar una alerta general para concientizar al que podamos, tanto a ciudadanos de América Latina como a los estadounidenses, para que frenen esta ola de odio, que sigue en crecimiento; de lo contrario, tendremos dentro de poco la detonación de una bomba de tiempo que confrontará racialmente y económicamente a las sociedades del continente americano. No es algo subjetivo. Lo estamos viendo y viviendo; las migraciones se deben justo a ese racismo de los poderosos, de aprovecharse de los recursos de los países subdesarrollados, y de los gobernantes que se agachan ante el de etnia blanca al relacionarlo con la trinchera del poder. Lo que estamos viendo en la frontera entre México y EE.UU.: los ahogados Óscar y Valeria Martínez, los muertos en los centros de detención… no es algo nuevo. Lo nuevo es que está creciendo y está mucho peor. Tampoco es algo ajeno a nosotros. Ya lo he venido denunciando aquí: lo que vemos es la guerra entre sionistas globalistas y racistas supremacistas. Unos quieren controlar el mundo con migraciones desmedidas, droga y especulación de capital, y otros lo quieren controlar cerrando las fronteras para potenciar su poder nacional hegemónico sobre los demás, y así proteger su supuesta superioridad de la raza para que el poder quede en manos de unos. El problema más grave para los latinoamericanos es que México está atrapado entre estas dos fuerzas. México está siendo el experimento entre los Rothschild del Fondo Monetario Internacional (FMI) —quienes enviaron a Christine Lagarde a darle instrucciones al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO)—, y los Rockefeller del presidente estadounidense Donald Trump, que quieren un nacionalismo patriotismo supremacista que siga devastando países, y que le arrebate a China los brazos de comercio y vías ferroviarias que están extendiéndose por todo el mundo. Quizá en México ya le echaron el ojo al tren transístimico. Lo que vemos hoy, si no lo frenamos todos los latinoamericanos, quizá sea el inicio de lo que en películas hemos visto: “los juegos del hambre” o “los hijos del hombre”, donde el muro, como el de Trump, es la frontera del pecado de ser pobre. En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen. El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la noche; México, Colombia y Chicago a la una de la tarde. Por: Roberto de la Madrid.